Un detector de contenido de IA es un tipo de software que generalmente utiliza modelos de aprendizaje automático y, a veces, otros enfoques para determinar si un contenido, como texto, imágenes o videos, fue generado por inteligencia artificial o creado por un humano.
Los detectores de texto de IA, también llamados verificadores de texto de IA o detectores de escritura de IA, analizan el contenido escrito para determinar su origen. Estas herramientas suelen estar disponibles como software en línea y, a veces, se incluyen con verificadores de plagio, aunque muchas existen como productos independientes.
A diferencia de las herramientas de detección de plagio, que comparan el texto exactamente con las fuentes para su verificación, los detectores de IA funcionan con probabilidades. Determinar si un texto fue generado por IA puede ser un desafío, especialmente cuando se trata de paráfrasis.
Es similar a detectar imágenes generadas por IA. Algunas imágenes de IA son fácilmente identificables debido a fallas visibles, como formas de manos antinaturales o rasgos faciales distorsionados. Sin embargo, si se utilizó un modelo de IA avanzado, el mensaje se elaboró con cuidado y se aplicó una edición posterior, puede ser casi imposible distinguir entre una imagen generada por IA y una creada por un humano. Lo mismo se aplica al texto: cuando está bien estructurado y revisado, incluso los mejores detectores de IA pueden tener dificultades para determinar su origen.
Los detectores de IA se utilizan ampliamente en escuelas y universidades junto con herramientas de detección de plagio para evaluar la escritura de los estudiantes. Sin embargo, se han planteado preocupaciones sobre su precisión y el posible uso indebido en la calificación.
Estas preocupaciones han sido ampliamente discutidas en los medios:
El software de detección de IA emplea diversas técnicas, a menudo combinando múltiples enfoques para mejorar la precisión. Algunos métodos clave incluyen:
La detección de IA sigue evolucionando, pero ninguna herramienta es 100% precisa. A medida que los modelos de IA mejoran, distinguir entre contenido generado por IA y creado por humanos seguirá siendo un desafío.